
Estamos en código amarillo. Significa que gente se va por el váter. Para que la cosa no vaya a más, nos han prohibido subir al comedor de los clientes. En el de los empleados, la cosa está chunga: la comida es cutre, nos la sirven en el plato, nos llenan los vasos de agua y hasta nos hacen el café. Asi que ahora nos hamos propuesto vivir del aire y la contemplación. A ver quién gana.
Por cierto, la foto es de Mikonos, uno de los sitios más bonitos del mundo.