Fantasmas.

Eso es lo que los aniguos llamaban destino, y todos los héroes debían someterse a él. No hay elección. Pero Azul detesta reconocerlo. Lucha contra ello, lo rechaza, siente náuseas. Pero eso es sólo porque ya lo sabe, y luchar contra ello es haberlo aceptado ya. Desear decir no es ya haber dicho sí.

Fantasmas. Paul Auster.

Mi hija y la tarta de manzana.

Me sirve un trozo recién
sacado del horno. Al realizar el corte 
sale un ligero vapor. El azucar y las especias -  
canela - quemados en la corteza.
Pero lleva gafas oscuras
en la cocina a las diez
de la mañana -todo tan sutil-
mientras me observa tomar
un bocado, acercarlo a la boca
y soplar. La cocina de mi hija, invierno. Pincho el trozo de tarta
y me digo a mi mismo que no debo meterme.
Ella dice que le ama. No
podía ser peor

MY DAUGHTER AND APPLE PIE

Raymond Carver.

Matías.

Morriña


Echo de menos a Henno.

Y al balanceo del barco cuando me acuesto.

A-so-cial



¿Por qué la gente hace bromas sin gracia? ¿Por qué se empeñan en poner voz de bebé en la treintena? ¿Por qué exigen más de lo que se merecen? ¿Por qué se creen el centro del universo? ¿Por qué dan por hecho que harías cualquier cosa por ellos? ¿Por qué se empeñan criticar cosas que ellos mismos hacen? ¿Por qué se enfadan sin motivo? ¿Por qué se creen que te importa hasta la más mínima nimiedad de su vida?

¿Por qué, en definitiva, es la gente tan súmamente porculera?

Laescuela


Y ahora a esperar...

Kumasi


He venido a Kumasi sin objetivo alguno. Por lo general, se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno: que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte, sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como la de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada más. Y ocurre, por el contrario, que lo que está más allá, lo que se sale del límite impuesto en amplitud y profundidad puede resultar mucho más interesante e importante. A fin de cuentas, entrar en un mundo diferente significa penetrar en un misterio, y ese misterio puede guardar muchos laberintos y recovecos, ¡tantos enigmas e incógnitas!

Ébano, Ryszard Kapuscinski
Y es que el que no se consuela es porque no quiere. ¿Quién quiere trabajar en una galería de arte pudiendo adentrarse en el maravilloso mundo del servicio ténico de telefónica?

Ausencias



Hoy ha sido el último día de clase del curso de fotografía de arquitectura.

No sé qué haces aquí. No sé qué haces en un curso de fotografía de arquitectura. Tú no eres una fotógrafa de arquitectura, eres una fotógrafa intimista. El edificio te la pela. Fotografías el silencio, la ausencia, la soledad.

¿Y de qué cojones trabaja una fotógrafa de ausencias?

Dos semanas.


No hay cosa más relajante que el cerrar la puerta detrás de ti después de una entrevista; el cierre de las puertas del ascensor, el portazo de la puerta de la calle, la puesta en marcha del metro, el sonido de las llaves de casa al sacarlas del bolso y el abrir la puerta y darte cuenta de que estás sola en casa.

La entrevista, sin sorpresas, que me harán una prueba. Lo malo es que no será hasta dentro de dos semanas.

Cámara, música y acción.


Supercrisis dice que mientras antes asuma que seré camarera con aspiraciones de fotógrafa mucho mejor. Que la mayoría de gente que llega a Madrid con aspiraciones acaba detrás de una barra. Los bares de Madrid están llenos de camareros-cantantes, camareros-diseñadores, camareros-cineastas, camareros-escritores, camareros-bailarines, camareros-fotógrafos…

Me ha quitado un gran peso de encima. ¡Que le jodan al hilo argumental! Me pasaré el resto de mi vida fotografiando maniquíes y edificios, repitiéndome hasta la saciedad y disfrutando como una enana.

Shhhhh


Se ha hecho el silencio, la gente ha dejado de navegar, los ojos de mirar, los ratones de clicar, los dedos de teclear y la música de sonar…


Internet por fin se ha quedado dormido…

Aficionada.


- (...) Me asusta que todo sea tan bonito. No tengo fe. Temo que no sea tan bonito como dicen.
- No dejes a tu fe volar tan alto como un pájaro y no tendrás que arrastrarte con los gusanos.

Las uvas de la ira. John Steinbeck

No tengo ganas.


Hemos estado unos días en Conil. Me he dado cuenta de que no quiero conocer gente nueva. Con los amigos que tengo, que no son muchos, me basta y me sobra. Emborracharme con desconocidos lo veo una pérdida de tiempo. Estoy segura de que podría conocer a gente de puta madre, pero no tengo ganas. 

Pide por esa boquita.



Cuando estrenas algo, puedes tocarlo, cerrar los ojos y pedir un deseo; cuando soplas las velas de una tarta, puedes pedir un deseo; cuando te toca un palito en la bolsa de pipas, puedes pedir un deseo; cuando ves una estrella fugaz, puedes pedir un deseo; cuando se te cae una pestaña, puedes pedir un deseo; cuando te consigues comer las 12 uvas en Nochevieja, puedes pedir un deseo.


...Tú pide, pide por esa boquita.

Leo se nos va...


Éste es Leo. Mañana se nos va a la India y va aestar dando vueltas por el mundo (no digo los países que me equivoco y luego me riñe) hasta diciembre. Como es muy flojo y pasa bastante de esto de itnternet, le he abierto un blog como regalo de despedida para que se apiade de nosotros y nos cuente de vez en cuándo por dónde está y cómo le van las cosas por esos mundos de dios y para que así no nos preguntemos todo el rato ¿dónde está leo?

Proyecto para noches de verano.

Hoy es el día de acabar las cosas que dejé a medias. Una de ellas es ésta: actualizar de una vez el blog, contaros que llegué a Madrid hace dos semanas y poneros el motivo por el que escogí el piso en el que vivo ahora. Es éste:

Baby I'm a fool

Es lo que hoy toca...

Cosas que pasan.


A veces viene alguien a decirte lo bonito que es lo que tienes delante de las narices. Y entonces abres los ojos y vuelves a verlo. Acostumbrarse a la belleza y dejar de apreciarla debería de ser uno de los pecados capitales. Más que la gula que, al fin y al cabo, tiene bastante gracia.

Vuelvo a ser asocial, vuelvo a encontrarme fuera de lugar allá donde vaya. Estoy hecha para enterrarme en kilos de ficción y no salir hasta que me falte la respiración.

A flor de piel.



Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

El guardián entre el centeno.

Leer y dormir.


Como todos ya sabréis, no estoy en el Caribe. Pasé de la encuesta y dejé el trabajo.

¿Que quiero ser? Fotógrafa seria de arquitectura. ¿Qué tengo que hacer para conseguirlo? Por lo menos, intentarlo. ¿Qué hace una fotógrafa seria de arquitectura en el Caribe embutida en un disfraz de delfin?

Pues eso.

Cuando se pase el frío iré a Madrid a intentarlo. Mientras, la vida en Córdoba es aburrida pero relajada.

Siesta después de desayunar.

Mal fario.


Este es mi jersey de la mala suerte. ¿Y si es de la mala suerte para qué te lo pones?, me preguntaréis. Muy fácil: porque no soy supersticiosa y porque es muy bonito. Me lo pongo muy muy poco pero creo que si lo hago de vez en cuando, en dias intrascendentales, iré quitándole el mal fario.

Hoy me lo he puesto para ir a la biblioteca y me ha llegado un mail con el próximo barco: en diez días empiezo en un crucero por el Caribe. Para que se me quite el susto, de cervezas y a casa, pizza y a la cama. Cuando he ido a lavarme los dientes, me he encontrado con el jersey en el espejo “mira, no me ha pasado nada malo”...